jueves, 19 de noviembre de 2015

Los Chinchorros

Habitaban en la costa de Arica y Parinacota, Tarapacá y Antofagasta.

Además de la pesca, se dedicaban a la caza y a la recolección de productos marinos. Eran hábiles buzos, capaces de sumergirse a varios metros de profundidad.

Vivían en tiendas hechas de cueros de lobos marinos, pegadas a las laderas de los cerros del sector costero.

Convertían en momias a sus muertos. Se cree que estas momias no se enterraban, sino que se ponían de pie cerca de sus casas para marcar el territorio que correspondía a cada familia.

Su principal característica fue su particular visión sobre la muerte, destacando los ritos que realizaban con sus difuntos como la momificación.

Momia de la cultura Chinchorro.
Este procedimiento consistía en la extracción de los músculos y órganos del difunto, los que eran cambiados por vegetales, plumas, lana, cuero, entre otros materiales. Luego, el cuerpo era cubierto con una capa de arcilla y después, con pelo humano, se fabricaba una especie de peluca que se ponía sobre la cabeza.

 El arte de esta cultura se basó, casi exclusivamente, en la confección del delicado ajuar de las momias, el que contaba con turbantes de cuerdas de fibra vegetal o animal y textiles muy elaborados. Algunas veces le colocaban cuchillos y otros instrumentos.

Hacia el 2000 a. C., los chinchorros se entrelazaron con los grupos Quiani, quienes más tarde serían los herederos de esta cultura.



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